martes, 15 de enero de 2013

Reseña de "3·4=¡Zas!"

Todo el mundo sabe lo que es una mosca; bicho toca narices que te incordia cuando menos te lo esperas. Hay múltiples maneras de incordiar y suele ser mientras estás haciendo algo: cocinar, jugar al ordenador o a la consola, estudiar, trabajar, sentarse en un parque, subir una montaña... Vamos, que te las encuentras hasta en la sopa, justo cuando alzas la cuchara para comer el primer sorbo... Y claro, más asco dan todavía a según que gente debido a que se restriegan por todas las heces que ellas quieran o, simplemente, cadáveres de seres vivos (o mejor dicho, ya muertos).

Conclusión: bicho toca narices cuya existencia parece absurda pero bien que nos quitan parte de la roña que nosotros desechamos... así que muy inútiles no son.

Con este juego de mesa los niños se harán amigos de ellas. Se trata de 3·4 = ¡zas! con el que aprenderán y estudiarán las tablas de multiplicar jugando. El objetivo es multiplicar el resultado del dado con la tabla escogida y golpear la mosca correspondiente con un matamoscas. Hasta para mi es tentador... La idea del juego ha sido de Antje Reiter y, como no, es de Haba.

Aquí tenéis la reseña: 3·4=¡Zas!



2 comentarios:

  1. Yo lo utilizo con los niños en clase y es un vicio! La verdad es que, tanto para el trabajo del cálculo como para hechar un buen rato, es un juego muy divertido.

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    1. Si, en algunas jornadas de juegos he visto gente adulta jugando y la verdad es que te ríes bastante con él ^^. ¡Gracias por comentar!

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